En 2009, Renault lanzaba la tercera generación del monovolumen compacto más existoso del mundo… y hace apenas tres meses, lo actualizaba con retoques de diseño, equipamiento y un mejorado motor diesel de 110 CV. ¿Qué tal es ahora el nuevo Grand Scénic?
Dentro de los monovolúmenes compactos, en la actualidad exite una oferta tan amplia… que puede ser complicado acertar. Si quieres un modelo cómodo ante todo, lo normal es fijarse en un Citroën C4 Grand Picasso… pero, a cambio, no tendrás el modelo más divertido de conducir. Si buscas eso, diversión al volante, un Seat Altea XL seguro que te convence… a costa de sacrificar el confort de suspensión que sí ofrecen los mejores. Puede que busques el modelo más amplio y te fijes en un novedoso Opel Zafira Tourer, pero sus voluminosos 4.65 m ‘no quepan’ en tu plaza de garaje o que prefieras un ‘recortado’ Ford Grand C-Max pero no te convenza su maletero. Así que una apuesta equilibrada, para quien no quiere perder mucho el tiempo buscando el mejor punto medio entre muchos factores de compra, es el Renault Scénic.
A su vez, dentro de la gama del modelo francés, el equilibrio lo pone la carrocería alargada, denominada Grand Scénic -porque ofrece hasta siete plazas… o bien cinco con un amplísimo maletero; si eliges la primera opción debes pagar 500 euros más-, el acabado intermedio de la gama conocido como Dynamique -con todo lo necesario en elementos de seguridad y confort- y el motor diesel de 110 CV.
Estéticamente, el Grand Scénic de 2012 ha cambiado ’su cara’; si se observa la foto del modelo 2009 -foto de abajo, el modelo de color marrón claro-, vemos que el frontal, aun con no demasiados retoques, cambia significativamente. Paragolpes, parrilla, faros… y las ya inevitables luces diurnas con led -de serie en este acabado Dynamique- le dan una imagen… diferente. No parece ni más moderno ni más deportivo; pero al igual que su antecesor, sigue siendo un coche atractivo, discreto y elegante. Se mantiene, como en el modelo inmediatamente anterior, la posibilidad de escoger entre dos carrocerías -algo en lo que el Scénic también fue el pionero dentro de su segmento-: la recortada o Scénic ‘a secas’ -que mide 4,34 m de largo- y la ‘larga’ o Grand Scénic, que es la que hemos elegido para esta prueba, que alcanza los 4,56 m de largo y que a igualdad de motor y equipamiento sale 1.400 euros más cara que la corta -y tomando como referencia el Grand Scénic de siete asientos-.
En el interior tampoco hay muchos cambios que reseñar; lo más vistoso es la nueva instrumentación. Sigue siendo digital, como antes, pero las grafías que muestra son distintas, incluye todo lo necesario -incluido un completo ordenador de a bordo- y puede variar de apariencia y colorido con pulsar un botón: algo más llamativo que realmente útil. También hay nuevos tapizados, unos mandos de la radio diferentes y algún equipamiento de estreno, como el sistema de ayuda al aparcamiento con cámara de marcha atrás -por 420 euros-… pero lo básico no cambia. Eso significa que el nivel de calidad es de notable alto y que hay que fijarse mucho para encontrar cosas que desentonen un poco -por ejemplo, el tacto algo endeble de la ruedecita que da más o menos iluminación al cuadro de mandos-. Sin embargo, los materiales son de calidad, se han usado plásticos muy agradables y cualquier cosa que se toca parece sólida y hecha para durar. En este segmento, hay que fijarse en los VW Touran o Ford C-Max para encontrar algo mejor.
Pero, sin duda, el punto fuerte del Grand Scénic es lo práctico que resulta; todos los asientos son individuales, los dos de la última fila se pueden plegar en el suelo cuando no se usan, los de la segunda fila son abatibles, deslizantes y se pueden extraer… y hay huecos por doquier, incluidas unas prácticas trampillas a los pies de los pasajeros. Es cierto, no aporta nada nuevo ni más que la competencia, pero que este coche con tres generaciones y 16 años de historia aún no haya sido superado por nadie en temas de practicidad y modularidad refleja lo bien pensado que estaba el coche desde el día que se lanzó el mercado. Por habitabilidad, el Renault está en la media; aquí no existe la gigantesca anchura de un Citroën C4 Grand Picasso ni el espacio para las piernas de un Opel Zafira Tourer, pero es un coche recomendable para cinco adultos más dos niños -a los que queda reservada la última fila, debido a que es la que menos centímetros ofrece y la que tiene, con diferencia, el acceso más complicado-. En cuanto al maletero, le sucede como a cualquier rival: con las siete plazas ocupadas apenas podremos llevar nada en sus 208 litros… pero cuando vayamos con cinco personas y no necesitemos la última fila, dispondremos de más de 700.
En marcha, hemos probado la versión más demandada: la 1.5 dCi turbodiesel de 110 CV. A pesar de su reducida cilindrada, es un motor que sorprende porque por un lado tiene bastante fuerza y respuesta -sólo es un poco ‘lento de reflejos’ en el momento de arrancar desde parado- y porque tiene como aliado un excelente cambio manual de seis marchas, de muy buen tacto, rapidez y manejo -también hay una versión automática de doble embrague por 1.300 euros más... que también ofrece un rendimiento más que notable-. Con el 1.5 -motor que, por cierto, ha recibido múltiples modificaciones en el turbo, el sistema de inyección, la bomba del aceite y del agua- tenemos más que de sobra para un viaje normal e incluso rápido por autopista, aunque en carreteras de doble sentido hay que apurarlo un poquito más para realizar con soltura las clásicas maniobras de adelantamiento. Los datos oficiales hablan de una velocidad máxima de 180 km/h, una aceleración de 0 a 100 en 13,5 segundos y un consumo medio de 4,1 litros. En realidad, el coche no gasta tan poco… pero lo que nunca hace es consumir mucho. Ver un siete de media en el ordenador de a bordo es complicado… y siendo un poco cuidadosos lo habitual es rondar los seis litros. Eso nos garantizaría, gracias también al depósito de 60 litros, una autonomía media cercana a los 1.000 km. Por refinamiento, sonoridad y nivel de vibraciones, este Scénic es de lo mejorcito.
Los frenos sorprende por su potencia… y porque tienen un pedal de tacto muy sensible: basta presionarlo un poco para que el coche se detenga con fuerza, así que hay que acostumbrarse un poquito. La dirección es suave, rápida… y aunque mantiene ese tacto artificial de las direcciones eléctricas de Renault, lo cierto es que su manejo pasa desapercibido.
Finalmente, en cuanto al tema del precio, esta versión diesel de 110 CV, con siete plazas, acabado Dynamique… sale por 23.300 euros. Un precio razonable porque viene con prácticamente de todo -navegador, cuatro elevalunas eléctricos, cierre centralizado, equipo de audio con toma USB y bluetooth, llantas de 16″, climatizador bizona, seis airbags, ESP…- y deja en opción elementos prescindibles, como los faros bixenón -805 euros-, un pack con llantas de 17″ y techo panorámico -880 euros-, la tapicería de cuero -1.600 euros-, el equipo de audio Bose -400 euros- y las lunas traseras tintadas -150 euros, recomendable para viajar con niños-. Sus rivales directos, con sus actuales descuentos -este es un dato meramente informativo y sin carácter contractual-, serían los siguientes: Peugeot 5008 1.6 HDI Premium de 112 CV por 22.870 euros; Citroën C4 Grand Picasso 1.6 HDI Millenium 7p de 112 CV por 23.790 euros; Opel Zafira Tourer 2.0 CDTi 110 CV Selective 7p por 22.785 euros o el Ford Grand C-Max 1.6 TDCi 115 CV Trend 7p por 21.700 euros.
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