
Para ellos, el B-Max corrige el defecto que tienen sus rivales y que hacen que el cliente potencial se vaya a otros segmentos del mercado: el acceso a bordo poco generoso. Y es que, en teoría, un pequeño monovolumen es ideal para moverse por la ciudad, es funcional y manejable en el tráfico de las congestionadas calles. Pero para ello, hay que aceptar ciertas concesiones, sobre todo en términos de accesibilidad; el colmo para un monovolumen. Opel, aportó un principio de solución a este problema con el Meriva y sus puertas traseras antagonistas, que se abren en el sentido contrario de la marcha. Ford, fue más lejos con este concepto y propone dos puertas traseras deslizantes en un coche sin pilar B aparente.
¿Es la solución ideal? ¿Consiguió Ford la cuadratura del círculo al proponer una accesibilidad sin limites en un coche pequeño? ¿O es la ausencia de pilar B un truco de ingenieros y aprovechado por el marketing para que se hable del coche?


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